miércoles, 26 de septiembre de 2018

VEINTINUEVE - Del maestro....

A veces hay cosas que no podemos entender. O a veces hay cosas que no queremos entender. Hay días que se vuelven tan pesados de llevar, en los que sentimos que el mundo entero quiere aprovecharse de nosotros. Hay días que se vuelven como un remolino furioso, y nos dejamos llevar indefensos, desvariados.
Hay noches tan obscuras, que cubren todo con su velo carente de luz. Hay albas sin esperanza, y hay puestas de sol que se parecen a la propia muerte. Hay llantos llenos de lágrimas que en su caída nos suenan a una tempestad liberándose de nuestros cuerpos. Hay risas que son pura hipocresía, que en su vacío no son más que ondas de sonido queriendo convencer a nuestra pena de largarse, pero no lo consiguen. Ríes mientras lloras y lloras mientras ríes. Y en esa ambigüedad no consigues nunca un espacio para mirarte y reconocerte. Tan lleno de fallas, tan imperfecto. ¿Quién te habría vendido la falsa idea de que nacimos para ser felices? ¿Por qué ser feliz duele tanto al fin y al cabo?
Tantas veces quisiera poder absorber tu dolor, tragármelo y autodestruirme si es necesario con tal de llevarlo para siempre lejos de ti. Tantas veces quisiera tener esa habilidad para hacerte reír siempre que lo necesites, de esa risa sincera, de esa burla sin culpas que tiene la necesidad de salir porque algo lo provoca. Tantas veces quisiera poder apartar de ti todo sufrimiento y poder haber apartado de ti todo lo que te hizo antes infeliz, sentirte tan poco amada.
Pero sería un error, sería un error apartarte de todo lo que te ha hecho a punta de dolores lo que eres hoy. Y es que el dolor aunque completamente insufrible es un gran maestro. Enseña, lo más simple y lo más complejo. Y en esas enseñanzas nos destruye para construirnos de nuevo, nos deja sin nada para hacernos entender que no necesitamos nada. Nos desapega para volvernos fuertes. Nos ahoga para enseñarnos a nadar.
Y tú, mi suerte más grande. Eres mi más grande felicidad y te amo de todas las formas posibles pero sé que también la vida guarda dentro de sus aún no conocidas telas de araña mis más grandes dolores y todos ellos tendrán que ver contigo. Y con eso no debemos malentender el dolor. El dolor bien usado, te enseña y te construye desde la reinvención. Y no solo eso, sino también el sentir y saber que el dolor existe, el conocerlo te hace intrínsecamente conocer la felicidad, porque es su opuesto diametral y lo aprendes a conocer por antonomasia. Si al conocer la luz conoces automáticamente la oscuridad, al conocer el dolor conoces automáticamente la felicidad, o en el peor de los casos lo que sientas en el dolor te hará reconocer casi de manera instantánea a la felicidad cuando la tengas en frente. Ese es el valor del dolor.
Con todo esto te quiero decir  que te hagas fuerte a partir del dolor, que aprendas a usarlo para tu beneficio, que te construyas y que además aprendas a buscar la felicidad en la búsqueda de la oposición a lo que sientas.
Por mi parte te amo y amo todo en lo que la vida con el tiempo y con toda la alegría y el dolor ha hecho de ti. Te admiro y contemplo la mujer que eres y me siento afortunado, inmerecidamente afortunado, pero con unas ganas locas de cuidarte como eso que siento que eres, un regalo inmerecido.
No puedo hacerte la vida más fácil, no puedo caminar tus pasos, ni superar tus obstáculos. Son tuyos. Pero lo que puedo hacer es caminar a tu lado y ser tu punto de apoyo para cuando sientas que las piernas flaquean, que la frente transpira y que la respiración se agita. Ser todo aquello que necesites para seguir avanzando y dar lo mejor de mi, de mis esfuerzos y de mi vida para que olvides el dolor, le agradezcas y le digas cuando te sea posible, “Gracias por todo, pero elijo ser feliz, lo más lejos posible de ti”.
Te amo mi Katy, Te amo por siempre.
Sinceramente tuyo,
Edu
PD: Vamos, decime, contame todo lo que vos te está pasando ahora porque sino cuando está el alma sola llora. Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera. Hablar mirandose a los ojos, saca lo que se pueda afuera para que adentro nazcan cosas nuevas. :)