jueves, 26 de abril de 2018

VEINTICUATRO - 730 dias

Hoy, no quiero hacer mucho ruido. Hoy, no quiero usar palabras rebuscadas ni frases románticas bañadas en azúcar al 200%. Hoy, debería saber cómo parar el mundo, debería tener la forma de sentarme y agradecer por todo lo que ha pasado para que tú y yo lleguemos al día de hoy.

Porque definitivamente pasaron cosas para que lleguemos aquí, pasaron muchas cosas para que estemos listos, preparados para recibirnos el uno al otro exactamente como estábamos. Pasamos por muchas cosas, sufrimos, lloramos, reímos, quisimos y tal vez incluso amamos.

Pero el amor, no es solamente sentir algo fuerte por alguien. Y las cosas no se sostuvieron, y tú y yo nos vimos por coincidencias inexplicables de la vida, esperando lo inesperado en el mismo momento, guardando nuestro luto, viviendo en nuestro espacio. Pero siempre con la expectativa, no la necesidad, de volver algún día cercano o lejano a darle un espacio al otro.

Un espacio en el que nuestra individualidad encontrará complementos, un espacio en el que nuestra tristeza encontrará alegrías, nuestra frustración encontrará motivos para irse, nuestra esperanza encontrará fuerzas para ganarle un día más al miedo. Recuerdo haberte visto y haber sabido que siempre estuviste ahí, y la decisión fue hermosa porque estoy seguro gracias a eso que no fue porque me cautivaste, porque esos cautiverios suelen tener sus candados en cosas muy efímeras. Estoy seguro que no fue porque me encandilaste, porque el calor de eso normalmente se apaga al primer frio. Estoy seguro que fue porque te vi, te volví a ver, te volví a observar como si fuera de un lado nuevo, como si esa careta tuya de las que todos usamos para sobrevivir en este mundo lleno de ira se cayera exactamente frente a mí.

Y después de verte así, no supe que eras tú, no fue inmediato, no fue indudable; pero supe que quería ver más. En ese momento supe que quería descubrir todo lo que pudiera y entender si podría realmente amar, cuidar, a eso que tenía ante mis ojos y que no sabía ver bien que era, pero era bello.

Y eso es lo que me da más seguridad que no fue inmediato, que dude mucho, que quise renunciar por momentos. Porque las cosas grandes, las bonitas, las eternas, no nacen a primera vista ni se hacen en unas cuantas semanas, ni son felicidad y esperanza sin dudas porque de ser así son mentira. Vivimos en un mundo hecho por todas las cosas y en ese mismo espectro no puede haber nada real sin los dos lados de una moneda. Haber pasado la felicidad contigo, pero haber llorado y haber tenido miedo y haber querido renunciar, me recuerdan hoy que esto es real y me recuerdan hoy que tenerlo, quererte, amarte ha sido definitivamente una decisión diaria, una reafirmación constante, una decisión de pasos.

Pasos, nos quedan miles en la vida y, si todo va bien nos quedan miles juntos. Hoy solo quisiera que recuerdes que 730 días no se cumplen porque sí. Se cumplen porque lo queremos y; si lo queremos suficiente 730 días serán solo el comienzo, serán una parte pequeña de una historia gigante a pesar que 730 días sean hoy  lo más grande que tenemos. Te amo muchísimo Katerine, gracias por llenar mis días con tu luz y en ese proceso apagar toda mi oscuridad. Feliz 26, Felices dos años. Todo lo reescribí y se hizo nuevo contigo.

Siempre tuyo,

Edu


Pdta: 730 días parecen mucho no? Pero el tiempo es veloz....